lunes, 23 de junio de 2008

Voces

El despertador sonó tres veces, ya no podía escapar a su destino, debía juntar fuerzas y levantarse.
Clara, su esposa ya se había levantado hacía tiempo, su lado de la cama estaba frío.
Recorre la casa hasta la cocina donde busca su desayuno, Clara siempre le dejaba el café hecho y unas rebanadas de pan junto a la tostadora para que él desayunase rápido antes de ir a trabajar.
Sin embargo hoy la cocina estaba vacía, la mesa estaba más limpia que de costumbre, y en la mesada no habían rastros de desayuno, esto preocupó a Esteban al principio pero luego asumió que su esposa estaría tal vez en el supermercado surtiendo algún faltante.

La casa estaba callada y Esteban se sentía un poco incomodo por lo que en cuanto terminó su desayuno decidió cambiarse y partir temprano para su trabajo.
Una vez que logró acordonar sus zapatos y elegir la corbata salió de su cuarto rumbo a la puerta de calle, fue en ese momento que la escuchó.
Un llanto que le resultaba familiar, parecía ser su esposa la que lloraba, pero no encontraba el origen del sonido. Intranquilo y algo asustado en ese momento corre al piso superior, al cuarto del que acababa de salir, pensando que tal vez Clara estaría allí, aunque era imposible.

El rostro de Esteban reflejaba una mezcla de desconcierto y miedo, comenzó a correr por la casa para buscar a su mujer, pero no la encontraba en ningún rincón. Se dio por vencido y asumió que solo lo había imaginado.

De vuelta se dirigió hacia la puerta de calle, intentó abrirla sin éxito, al parecer estaba cerrada del lado de afuera, tomo su llave e intentó abrirla, pero la llave no giraba.
¿Como podía ser esto posible?, ¿quién había cambiado la cerradura, y cuando?

En ese momento volvió a escucharla, la voz de su mujer se oyó por toda la casa.

- No te vayas – susurró la voz triste de Clara.

Este pedido asustó más aún a Esteban, intentó responderle a esa voz.

- ¿Donde estas? – le preguntó, pero no obtuvo respuesta.

A esta altura Esteban temblaba de miedo sentado junto a la puerta de calle, esperaba que algún hecho o quizás esa extraña voz le aclarara lo que estaba sucediendo, pero nada sucedía.
Pasaron unos cinco minutos y Esteban comenzó a sentirse mal, el cuerpo no le respondía cuando intentaba moverse y además la casa se iba poniendo más y más oscura.

De repente la oscuridad total, acto seguido Esteban pierde el conocimiento. Al volver a despertar volvió a reconocer su casa, desde el rincón junto a la puerta de calle intentaba recuperarse, su único recuerdo de su desmayo era un fuerte pitido que le retumbaba en la cabeza.

Desesperado Esteban corre por toda la casa, prueba cada una de las ventanas, la puerta de atrás y hasta intenta escapar por la banderola del baño, pero todo fue inútil, quien lo había encerrado en su casa se había asegurado de que no tuviese escapatoria.

Rendido nuevamente y más desorientado que al principio se sienta en la cocina a intentar recordar algo que le diera pistas de cómo salir de esto, o por lo menos como es que llegó a esta situación.
Mientras permanecía sentado junto a la silla donde siempre se sienta Clara, siente sobre su mano un leve roce, como si de una caricia de su esposa se tratara, pero su esposa no estaba allí.
Esto hizo saltar a Esteban de su asiento y arrojarse contra un rincón de la cocina, esperando ver algún rastro de un fantasma, pero nuevamente, nada sucedió.

Al cabo de un par de horas su desesperación había cesado y a pesar de su desconcierto esperaba tranquilo la próxima señal de su esposa, estaba seguro que algo intentaba decirle, desde donde… no lo sabía.

De pronto, nuevamente la oscuridad, pero esta vez llegó mas rápidamente y tal como la última vez quedó inconsciente, cuando volvió a la realidad tenía una imagen en la retina, era el rostro de su esposa, un rostro triste que lo observaba desde un lugar muy luminoso, como esperándolo.

Ya no ofrecía resistencia, su esposa lo era todo para él y a pesar de su inseguridad en su mente la idea de reunirse con Clara era preferible a la de permanecer en este encierro que una vez fue su casa.

Permaneció inmóvil esperando un nuevo embate de la oscuridad, esperando que esta vez se lo llevase consigo.
Y la oscuridad llegó nuevamente, invadió lentamente la cocina donde Esteban permanecía sentado aún, pero esta vez venía acompañada de voces extrañas y nuevamente el fuerte pitido que lo había ensordecido la primera vez.

Incapaz de controlar su cuerpo se dejo llevar, algo le decía que del otro lado su mujer estaría esperándolo.
Una luz blanca muy intensa se abrió paso por la oscuridad que se tragaba a Esteban, la luz lo enceguecía, era como si hubiese estado ciego durante meses y esta fuese su primera luz.

Cuando la luz retrocedió un poco comenzó a distinguir formas, su cuerpo comenzó a recuperar las sensaciones perdidas. Sobre su mano sentía la presión de otra mano, su recién recuperada vista le mostró la mano de su esposa que lloraba junto a su cama.

La sala de terapia intensiva estaba poblada de aparatos, el constante pitido del monitor cardiaco le trajo a la memoria un sin fin de imágenes. Imágenes del accidente que había olvidado y que ahora se hacían vívidas al observar las cicatrices en el rostro de Clara.

Su esposa continuaba llorando junto a él, habían sido dos meses de dolor y esperanza.

- Sabía que me escuchabas – terminó diciendo su esposa antes de besarlo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

sos el bobby goma de la palabra, el chuck norris de los finales sorprendentes.

sin palabras

Anónimo dijo...

Primer comentario en lo de Willy, todos los cuentos leidos me parecieron exelentes como ya te dije, cuando llegues a 50 (cuentos, no años) podrias publicarlos, mi url del comentario es google por q soy pobre y no tengo website (salvo uno de fotos q es cualquiera y otro de youtube q esta pobre)

Federico Peralta dijo...

Qué bueno que está, loco. Creo que te superaste una vez más. Coincido con quien dijo que tendrías que pensar en publicar cuando tengas unos más. Estos tres últimos relatos muestran que tenés "pasta". Seguí construyendo asi, Willy, que vas por buen camino.

Anónimo dijo...

Muy buen relato
te felicito
me ha entretenido mucho este cuento
saludos

Anónimo dijo...

Esta barbaro el cuento willy... me gusto mucho

Anónimo dijo...

Realmente me gusto mucho. Me atrapo y quería saber el final. No lo esperé .. me encanto. sldos Cyn