sábado, 6 de octubre de 2007

Un momento

La canción sonaba nuevamente, todo volvía a ser perfecto en el mundo, perfecto como ese primer día, el día en que la conoció.
El viejo se levanta de su silla, el reuma y los años lo hacen caminar arqueado, recorre lentamente el espacio que lo separa de su esposa que lo observa en silencio desde el otro lado del comedor.
- ¿Bailamos? – pregunta el viejo

La respuesta fue la mano extendida de su esposa, pidiendo que la ayudara a levantarse.
Ambos caminan hasta el centro del comedor y luego de apartar algunas sillas para hacerse espacio, comienza la magia.
Los brazos del viejo vuelven a abrazar la cintura de su esposa, tal como hace tantos años que no lo hacían, ella hace lo propio colgando sus brazos del cuello de su esposo para luego descansar la cabeza en el pecho del viejo.

Hijos y nietos se miran sin entender demasiado pero ellos continúan bailando sin dar explicaciones, el universo había desaparecido bajo sus pies.
La canción duró una eternidad, los pasos lentos de los viejos dando vueltas entre las sillas del comedor, con los ojos cerrados ambos volaban en un recuerdo.

Fue un momento solamente, un momento que nunca acabó. Yo aún los veo bailando, cada vez que cierro los ojos y los recuerdo…