Historia de animalitos
Cuenta la historia del día en que el águila nos vino a visitar.
Nadie sabe bien porque abandonó su cómodo nido allá arriba en el norte, tal vez porque andaba con frío, o porque quería conocer esas tierras lejanas que solo veía cuando el atardecer iluminaba medio de costadito, y en el reflejo del agua se veía como un cerro muy chiquitito... si y ahí estábamos nosotros, los bichitos olvidados del sur.
De este lado, en las praderas verdes, en donde el clima es templado y la carne abunda, acá pasaba de todo.
Unos daban saltos de alegría, al fin el águila de dignaba a aceptar su invitación, estos eran los mismos corderos que habían ido hace poco hasta el nido mismo del águila, a pedirle que no nos comiera, o por lo menos que el picotazo fuese mas chico.
Pero dentro del rebaño principal, también habían quienes no veían la llegada del águila como algo bueno, decían que si viene no viene sola, viene con los lobos, algunos chacales y coyotes, buitres y todos los bichos carroñeros que la rodean normalmente, es un riesgo invitarla a comer, no se puede confiar en su mal genio.
También estaban los contras, un grupo de cuervos que siempre fueron dóciles sirvientes del águila, que durante mucho tiempo eran los primeros en señalarle a las ovejas mas débiles para que el águila no se cansara mientras nos comía de a poco, pero ahora, ahora que el águila venía a vernos invitados por los corderos, ahora encontraban los peros en todos lados, que si vienen se les va a terminar el pasto, que el pastor se va a enojar, etc.
Pero no solo en esta pradera había movimiento, en los campos vecinos se juntaban a hablar y chismosear los bichitos. El lorito bolivariano, el hijo menor y no muy bien agraciado del gran loro de la habana, ahora quiere tomar el lugar de papá, y habla y habla tratando de que alguien lo escuche, y siempre hay alguien que escucha.
Y para escuchar y hacer lio, nadie mejor que la comadreja, esa... la que vive del otro lado del río, pasando la presa que los castores piqueteros ahora nos prohíben usar, pero esa ya es otra historia.
Y bueno, en fin, ya no hay marcha atras, el águila se acerca, ya se ven algunos chacales dando vueltas, los corderos preparan la mesa, los cuervos miran desde arriba de algún árbol, y los bichitos vecinos siguen hablando.
Y yo, como otros tantos bichitos subdesarrollados pienso y me pregunto... saldré vivo de esta ?
4 comentarios:
Muy lindo el cuentito Willy!!
La verdad que te pasaste. Me gusto :)
Quiero leer más cuentitos! ^^
Y espero que la próxima no tenga que andar releyendo porque me como las palabras o leo mal :P (no es crítica, es problema mio jeje)
"...Y yo, como otros tantos bichitos subdesarrollados pienso y me pregunto..." ... por que no puedo estacionar en la rambla... mi bicicleta???... bichitos subdesarrollados... nosotros??
Willyyyyyyyyyyyy!! Qué bueno que hayas posteado por segunda vez. :P Diría Ani: "te animaste?" Jaja.
Lindo cuentito... Puedo elegir qué bichito ser? Por favor! Por favor! Por favor! Por favor!! *clin
Jajaja muy bueno, linda alegoría sobre Jorge Arbustito. El coyote ¿quién es? ¿Condorita Arroz?
Y chicos, acuérdense, ¡a las 18 nos vamos todos a 18 de Julio a ver piqueteros argentinos! Lleven cámara de fotos, es una oportunidad única de verlos en un habitat símil al natural, sin enjaular. Como un safari. Con llantas quemadas y bondistas escondidos...
Seguí así Willy!
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